Teresita insiste en llamar al
inspector Saldaña y en ir las dos a la cárcel, aunque sólo una,
Hortensia, es acusada de los delitos de ambas. La otra, Teresa, comete
robos en su hotel para caer también presa. A petición de Saldaña, el
director del penal pone a las Vivanco al abrigo de las burlas de las
demás presas y de la dureza de los carceleros, pero deben usar el traje a
rayas reglamentario.
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